miércoles, 20 de junio de 2012

Las mujeres de los mineros del carbón, desalojadas de las tribunas del Senado por protestar

 Las mujeres de los mineros logran llegar a la Cámara alta tras muchas trabas. Solo un centenar puede entrar para presenciar las votaciones. El resto grita en la calle. El centenar de mujeres acreditadas han sido expulsadas por proferir cánticos



 La caravana de mujeres de mineros de las cuencas de León, Asturias y Teruel ha llegado al Senado, donde sus integrantes apenas han podido estar un par de horas. Cansadas pero con el ánimo de lucha intacto, llegaron unas 400 en autobuses para asistir desde la tribuna de invitados a las votaciones de las enmiendas de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) que se refieren a las ayudas a la minería del carbón. No todas pudieron entrar, y las que entraron fueron desalojadas. En el salón de plenos vieron cómo era rechazada por la mayoría absoluta del PP una enmienda del PSOE sobre recursos a la minería. Ante el rechazo a la modificación presupuestaria, las mujeres comenzaron a cantar En el pozo Maria Luisa, en honor de Santa Bárbara Bendita, patrona de los mineros. Esto provocó que fueran desalojadas del hemiciclo. Pero seguían a grito pelado en la calle: "Aquí están, estas son, las mujeres del carbón". Ni la policía las amilanó.

 El presidente del Senado, Pío García-Escudero, ha dado la orden de desalojar a las mujeres en cuanto empezaron con sus cánticos y a blandir sus camisetas con lemas de protesta, las mismas que supuestamente se les había impedido introducir en la Cámara alta. En contra de lo que se esperaba, ningún senador del PP ha roto la disciplina de voto y todos han rechazado la primera de las siete enmiendas en defensa de las ayudas al sector del carbón. Unicamente los tres parlamentarios del Partido Aragonés (PAR) que forman parte del Grupo Popular han respaldado la iniciativa socialista.


Desde el interior de la Cámara se escuchaban los pitos de las que se habían quedado fuera. Provistas de silbatos, petardos, cacerolas y trompetas, coreaban lemas como Somos mineros, no terroristas o Que sea un diputado el próximo parado. “Estamos aquí para defender lo nuestro. Todo nuestro pueblo trabaja del carbón. Si nos quitan la mina nos quitan el pueblo”, sentenciaba Pilar Ortiz, procedente de Ariño, en Teruel. Su marido lleva 16 años trabajando en los pozos. Tras un día intenso, ella y sus compañeras emprendieron el viaje de vuelta a casa. Las protestas del sector continúan.
 La mayoría han salido en orden del salón, aunque todavía lanzando cánticos de protesta, aunque otras han tenido que ser obligadas a salir. Mientras la votación de las enmiendas a los Presupuestos se reanudaba en el hemiciclo, las mujeres de los mineros han ido saliendo del Palacio del Senado, si bien un grupo de una decena aproximadamente se han sentado en la puerta como protesta por el desalojo. En la calle se escuchaba este grito: "Tenemos ovarios, tenemos huevos, somos las mujeres de los mineros", gritan.
 La protesta había comenzado entorno a las seis y media, cuando han llegado a Madrid los autobuses que las traían desde las diferentes cuencas mineras. El punto de encuentro ha sido la Plaza de España, cercana a la Cámara alta. Cuando han estado todas, vestidas de negro, han comenzado la marcha. La policía les ha salido al paso y ellas han contestado: "Somos mineros, no somos terroristas". Los agentes han intentado sin éxito que no se colocasen justo delante de la puerta del Senado. En los últimos metros del camino las esperaban algunos dirigentes socialistas que las han acompañado hasta el final del recorrido.

 “Estamos aquí para demostrar que apoyamos las enmiendas que pretenden que se mantengan las ayudas al sector”, explicaba Isabel, después de varias horas de autobús desde Fabero, en la comarca leonesa de El Bierzo. Junto a ella, Mari Paz, de la misma localidad, añadía: “Queremos que se escuche nuestra protesta y ver si los senadores del Partido Popular de León, Asturias y Aragón pueden mirarnos a la cara, porque saben que con sus votos esas enmiendas saldrían adelante”. Ambas, con prácticamente todos los hombres de sus familias trabajando en la mina, hacían estas declaraciones a las puertas de la Cámara alta, a la espera de poder entrar en el edificio. Ellas eran dos de las aproximadamente 110 acreditadas.

 Tras haberse hecho oír en el Senado a lo largo de la tarde, las mujeres de los mineros se han subido a los autobuses que las llevaban de vuelta a casa.

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